Después de tomarme el tiempo necesario (y se necesita) para entender como funciona Twitter; de entender eso de ser seguidor, de arrimarme al gusto que da usarlo y compartir y debatir; era seguidor de periodistas y caricaturistas que habitualmente leo y me hacen reír y/o reflexionar con sus gráficos y artículos.
Se imaginarán bien que en esa lista, algunos representantes colombianos eran Vladdo, Bacteria, Daniel Samper Ospina, otros son Andrés Hoyos, Coronell, MJ Duzán... La alegría duró poco, como siempre para un colombiano, más si están otros colombianos. Resulta que solo los dos últimos, no se han convertido en divas; al menos para mí.
Vladdo «El In-consecuente» se queja todo el tiempo de Uribe, y es que son ¡tan diferentes!. Vladdo no amenaza, ni intimida y muchos menos maltrata a sus contrarios. Él nunca haría una «tuitanasia» para callar virtualmente a un contradictor como sí el Ex.
Ni parecido a Uribe que recula todos los días; ¿Recuerdan que dijo que se iba ‘para siempre’ de Twitter? Vladdo si supo sostenerse, claro en Twitter. Porque el In-consecuente, sí es frentero, sí tiene palabra. Se dice políticamente incorrecto para demostrarlo sus caricaturas tienen copyright porque eso sí es ir en contravia del común ‘cultural’.
Además de que en su TL mayoritariamente trata de asuntos interesantes y apenas nos deja ver pequeños atisbos de sus gustos personales. ¿culto a la personalidad?... ¡nada!. Tampoco asoma en su TL el maniqueísmo ramplón del numero UNO. O eso de defenderse de ataques sufridos. No, no, no; eso no va con Vladdito, a él eso le pasa por el lado.
Y claro para desmarcarse aún más de su enconado enemigo, pues no necesita escuderos, ni lacayos, ni áulicos, ni prepagos. Él es un verraco, si con V porque el in- consecuente sigue los dictámenes de la RAE y si Caro y Cuervo dicen que en Colombia es con B pues no importa. Si no pregúntenle al señor Bacteria a ver que les dice y como los trata. La verdad es que ningún José Obdulio lo haría mejor, mucho menos un pobre perrito pincher.
Y ahora, para completar mi colección de grandes obras de la literatura colombiana (el libro que estabamos esperando con sus mejores trinos) llenará el espacio preciso; entre el libro de poemas de Aura Cristina Geithner y el glorioso libro de Ingrid Betancourt; con la que se disputa el titulo del próximo nobel -no de literatura- al ser más pedante, patético, falto de atención, y por que no decirlo, detestable que tiene Colombia.
Ya tendré tiempo, y espacio de decir algunas cosas más sobre estas nuevas divas colombianas que gracias a la magia de Twitter tuvimos la dicha de conocer. ¡Qué delicia!
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