La última alma humana igual que Adán, quería el conocimiento no solo la fe. Cumpliendo nuestros sueños, babel dejó de ser una maldición, las plagas y enfermedades nos hicieron más fuertes y teníamos energía y armas nucleares; Dios no estaba muy contento con su obra. Los años pasaron hasta que alcanzamos la paz y superamos la posibilidad de autodestruirnos. El Señor vio que sus hijos habían dejado la rebeldía de muchachos y volvían a mirarlo, al fin y al cabo no era la primera ni sería la última vez que esto sucedería.
Él se nos manifestó como lo decían las sagradas escrituras. La corneta sonó, el carro de fuego rayó el cielo trayéndonos la verdad en Némesis.
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